lunes, 20 de septiembre de 2010

No puedo recordar

Un pedacito de aquello

Aquella tarde era de otoño, empezaba el frío, el viento ya soplaba seco. No para ella, a ella le pertenecen la primavera, los colores, las mariposas, la alegría que el calor trae consigo.
Una paleta de infinitos colores con un fondo incoloro, de textura suave, que resalta la calidez y el exquisito calor del color.
Sí, recuerdo bien, mariposas, flores, hojas…naturaleza resaltada, por una escultura natural, como un Botticelli.
Era como si en su pecho tuviera un trimestre del año plasmado. Cómo… no lo sé, no intento  saberlo. Sólo intento observarlo, intento. Más allá no puedo ir.
No me lo puedo permitir.
Dejo que le memoria pinte sobre un lienzo inexistente, que las imágenes se conviertan en retratos, que lo palpable se convierta en una imagen quimérica creada por la mente.
Allí permanecerán, crecerán esas flores, volarán las mariposas, secarán las hojas. La naturaleza  cambia constantemente, varias veces al año.
La tuya  no cambiará, se quedará inmutable, dejará que mi memoria la recuerde.
Que mi memoria la convierta en naturaleza muerta cuando lo crea conveniente.

                                                                                         A.E.B. Gracias por ser parte de esto


jueves, 2 de septiembre de 2010

Cine en casa

Una hora no perdida, hablamos, hablamos, hablamos…


― ¿Qué te gusta hacer?

―Pues, no sé…

― Cómo qué no sabes

― No, no sé

Se durmió en mis piernas mientras Roy Orbinson cantaba en la película. Giró su cuerpo, manoteó, estiró una pierna, babeó mi pantalón. Pero nunca despertó. Despertó a la hora de los créditos.

― Me quedé dormida

― ajá― murmuré aflojerado

― ¿Me llevas a mi casa?

El sol rojizo del atardecer nos invitaba al sexo, la luna amarilla quería que hiciéramos el amor.

― Mejor te quedas a dormir conmigo¬― le propuse―

― Yo ya dormí, si me quedo no vamos a dormir

― si te quedas…

― Vamos a bañarnos, te quiero tallar la espalda― dijo mientras se rascaba la nariz―

Nos bañamos, nos besamos y acariciamos. El sol y la luna estuvieron felices aquella noche por que los deseos de los dos se cumplieron. Amaneció, atardeció y seguíamos despiertos incitando a que nos desearan cosas ‘buenas’.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Gracias

En mi casa nadie me habla. En mi casa todos comen de mi trabajo.


—Estoy harta—le grité a mi mamá…

—Tú estás harta— estás pendeja—contestó

—No mamá, estoy hasta la madre de ser la burla de la vecindad

—y yo, ¿a mí quién me entiende?

—Tú no estás aquí para ser entendida

Desperté gritando, el pecho agitado, las sábanas mojadas de sudor, aún el aire olía a sudor, a humo de cigarro y a fluidos corporales, sí… él se fue sin despedirse. Dejó quinientos pesos sobre el buró, una cajetilla vacía de Camel y la llave abierta del lavabo.

—Mamá aquí está lo de la semana

—Gracias

— ¿Sólo gracias?

—Sí

—Lo malo de ser puta¬—pensé—y me fui a dormir.